Estábamos en casa de mis abuelos con mis papás.
Recuerdo haber tenido 6 años entonces. Lo sé porque mi mamá estaba embarazada de mi hermana.
Algunos concentrados en ordenar la mesa para cenar y otros acomodados en el sillón grande del living.
Yo en el baño, lavándome las manos tras haber orinado. Atrás mío un espejo al que, por mi estatura, apenas alcanzaba de puntillas a verme a los ojos. Bajo el espejo colgaba la toalla con la que me secaba las manos hasta que sentí una presencia atrás mío. Un escalofrío que me tenía paralizado mientras mi curiosidad insistía en tratar de voltearme para saber qué o quién era.
No lo soporté más. Me apoyé de puntillas para ver el reflejo en el espejo y fue en ese momento que alcancé a divisar una sombra de la altura de un adulto moverse rápidamente para escapar de mi mirada y tras eso se apagó la luz.
Nunca antes le había tenido miedo a la oscuridad hasta ese momento.
Intenté salir del baño pero el seguro de la puerta no se movía por nada, incluso la manilla era imposible de girar.
Comencé a llorar, grité llamando a toda mi familia presente en la casa y daba patadas a la puerta con todas mis fuerzas con tal de que alguien me vaya a rescatar de aquel terrible momento.
Sentía un miedo terrible.
Mi corazón latía como nunca antes lo había hecho.
Conocí el miedo a morir.
El tiempo se me hizo eterno y nadie llegaba en mi rescate.
Decidí sentarme en el suelo, junto al rincón cerca de la puerta. Levanté mis rodillas para apoyar mi cabeza y tapé mi mirada con mis brazos mientras continuaba llorando y gritando de manera desesperada. No quería ver hacia ninguna parte del baño por miedo a lo que había alcanzado a divisar en el espejo.
Todo iba pésimo para mí hasta que dejé de sentir esa extraña presencia. El miedo y el frío se fueron de mí, se fueron del baño y se ha encendido la luz.
Sin pensarlo 2 veces, me levanté rápidamente y escapé corriendo del baño hasta el sillón grande del living donde estaban sentados mis padres.
Me escondí entre sus brazos y comencé nuevamente a llorar pero esta vez de alegría por haber salido vivo del baño y porque creí que jamás volvería a ver a mi familia.
Mientras yo lloraba, mi mamá me pregunta sobre la razón de mis lágrimas.
Entre llanto, respondí "Te estuve llamando, llamé a todos, grité y di patadas para que me vayan a buscar porque se había cortado la luz"
La respuesta que oí fue "¿Cuándo? si recién fuiste al baño y no se ha cortado la luz."
Desde entonces comprendí que tengo cierta capacidad para sentir cosas que otros no. Pasé algunos años teniéndole miedo a la oscuridad pero mi mayor miedo desde entonces son los espejos.
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