viernes, 1 de abril de 2016

Amistad

                               
                                       


Con mi escrito anterior, espero haberlos dejado suficientemente actualizados sobre cómo va mi vida actualmente.
Ahora les cuento que ando algo aburrido en el trabajo ya que no ha habido mucho para hacer y lo poco que habido, ya lo hecho por lo que me encuentro desocupado.
En estos momentos me encuentro en mi oficina, escribiendo esto mientras escucho música variada que tengo en el PC.

Hace poco, en una cuenta de Google+, leí una publicación en la que dice que el tiempo hay que aprovecharlo y es lo que hago en este momento para poder reflexionar mientras escribo y escucho música.
¿Sobre qué reflexiono?
Mi reflexión de hoy es:
¿Hasta qué punto puede llegar la paciencia y la amistad?
¿Hasta dónde es capaz uno de entregar sin recibir aunque sea un poco de gratitud?
Supongamos que tienes un(a) amigo(a) a quien aprecias mucho y serías capaz de darlo todo o casi todo por esa persona. A tal punto que, si tuvieras pareja, tu amigo(a) seguirá teniendo preferencia porque es la persona con quien cuentas para que esté en las buenas y en las malas contigo. Es como si fuera un(a) hermano(a) más o tal vez tu único(a) hermano(a), no de sangre pero es tu hermano(a).
¿Estás seguro(a) de que esa persona piensa y/o siente lo mismo hacia ti?

Llegué a esta reflexión debido a un caso ajeno que vengo observando más o menos del año pasado en que 2 compañeras de carrera se han mantenido avanzando juntas como "equipo" en los diferentes ramos o materias que tenemos pero no soy el único que ha notado la gran diferencia de preocupación que hay por ellas hacia los deberes para cumplir con los objetivos de esos ramos.
Lamentablemente está el riesgo de que esa pareja de amigas termine por falta de preocupación, interés, apoyo y/o empatía de una de ellas.

Lo sé, la vida es así y de aquellos momentos hay que aprender. Hay veces en la vida en que uno debe pensar fríamente con la cabeza y reorganizar sus prioridades.
Palabras como esas fueron las que le dije anoche a una de ellas, a la más preocupada y esforzada, a la que lo ha estado entregando todo.
Para nada me ha agradado ver esos ojitos llorosos, nublándose por la desesperación de no saber qué hacer.
No soy quién para decirle qué hacer, solamente le puedo servir de guía para que ella decida qué decisión tomar. Espero que, sea cual sea su decisión, quede conforme y no se arrepienta después. Cualquiera sea el caso, me esforzaré por estar allí para ella porque eso es lo que hacen los amigos.



A ti, gracias por leer esto.
Ojalá te sirva de algo.
Bienvenido sea tu comentario.

No hay comentarios: